«La familia, santuario de la dignidad de la persona humana»
— Presentación —
La dignidad de la persona humana es presupuesto antropológico de los derechos fundamentales del hombre, es punto de referencia para la ética social y el principio rector del bien común. Es esta parte esencial ontológica del ser humano, lo que hace posible fundamentar el concepto de dignidad personal en virtud de la naturaleza espiritual de la persona.
La dignidad es una de las características distintas y propias del ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios. De ahí el carácter universal de toda persona humana que goza de una dignidad más allá de su condición de raza, lengua, edad, madurez, sexo, creencia religiosa, posición social o función que desempeña en la sociedad. Es la única criatura que Dios ha amado por sí misma, y que no puede encontrar su propia plenitud si no es la entrega sincera de sí mismo a los demás.
La persona humana por su propia dignidad, merece respeto o estima, un trato especial; tratando al otro como un fin en sí mismo y nunca como un objeto o medio para mis fines personales, el otro va tratado con respeto, promoviendo su desarrollo integral como ser humano.
La persona humana posee una naturaleza espiritual, racional, relacional, es único e irrepetible, libre y con una gran capacidad de amar. Una nota distintiva de la esencia del hombre en relación con los demás seres, es la inteligencia, libertad, voluntad, consciencia y responsabilidad, es decir su vida volitiva, e intelectiva, que lo elevan a un rango superior. Esta es una nota esencial propia de la naturaleza del hombre, capaz de pensar y de amar.
Así entendida la dignidad de la persona humana, podemos decir que también es el centro y punto de referencia para la familia y la sociedad.
El respeto, la valoración y promoción de la dignidad de la persona humana es fundamento para las familias sanas y esperanza de la sociedad.
“La familia, es el cimiento de nuestra sociedad y en la que se aprenden los principios, valores y virtudes. Es la primera escuela a la que asistimos, cuya misión debe ser formar hombres y mujeres de bien. Allí es donde empezamos a entender la razón de vivir. Allí vivimos los grandes acontecimientos de nuestra existencia que fraguan nuestro destino. Allí es donde experimentamos plenamente el amor, pues nuestros padres se nos entregan sin esperar nada a cambio. Allí es donde aprendemos a amar y a disfrutar de la vida al sentirnos amados por los demás, desde nuestra concepción hasta nuestra muerte, nuestras familias deben ser una comunidad de amor. Allí nos enseñan a enfrentar los conflictos en armonía y nuestros padres sellan con tinta indeleble los valores que habrán de ayudarnos a enfrentar correctamente los dilemas futuros. Allí practicamos la solidaridad ante las necesidades y el sufrimiento de los demás. Allí experimentamos que lo importante es ser no tener cosas materiales. Por ello es fundamental rescatar y restaurar este gran valor de las familias, y el de la dignidad de la persona humana.
La familia es la primera escuela de virtudes humanas sociales, que todas las sociedades necesitan, por medio de la familia se introduce en la sociedad civil a las personas. Por eso es necesario que los padres consideren la importancia que tiene la familia en la formación de futuros ciudadanos que dirijan los destinos del país, considerando que la educación es un proceso artesanal, personalizado en donde se educa uno a uno, no puede hacerse industrial mente por lo que solo pueden hacerse en el seno de la familia”. ( Cfr., Ramírez Padilla David Noel, Basta de indiferencia, McGrawHill Education, 2017 p. 46).
Nuestra finalidad es favorecer la toma de conciencia y compromiso comunitario para valorar y promover la protección de los derechos humanos, fundados en la dignidad de toda persona humana, especialmente la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural, de la familia fundada en el matrimonio como un valor antropológico, social, histórico, cultural y religioso entre un hombre y una mujer, lo cual le hace acreedor a ser especialmente apoyado y protegido en cuando garante de la generación y de la trasmisión de los valores que se producen en la familia, así como los derechos de los niños a tener un padre y una madre o unos padres adoptivos lo más parecido a su mamá y a su papá. Además de cuidar y defender la identidad ontológica de cada persona humana, en su identidad sexual.
Los temas que proponemos para la semana de la familia son:
1) ¿Por qué Dios nos creó hombre y mujer? —Iguales pero diferentes, diferentes y complementarios —
2) La dignidad de la persona humana.
3) La vocación al matrimonio, camino a la santidad comunitaria.
4) Los hijos son un don de Dios, no un derecho.
5) Qué es la ideología de género, o el llamado “Gender”.
Compartimos este material a cada comunidad parroquial, en la esperanza de que pueda dar grandes frutos, encomendándonos a la Sagrada Familia de Nazaret, para que interceda por todas las familias de la Diócesis de Nezahualcóyotl, para que vivamos con alegría y esperanza un nuevo despertar y florecer comunitario, en vísperas de la publicación del Plan Diocesano de Pastoral.
Paz y Alegría
+Mons. Héctor Luis Morales Sánchez
Obispo de la Diócesis de Nezahualcóyotl
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